La decisión política e institucional del gobernador, Osvaldo Jaldo, causó alboroto en el Partido Justicialista tucumano. La maniobra del jefe de Estado recibió críticas y también señales de apoyo, aunque algo está claro; marcó un punto de inflexión en el frente que tiene como presidente a Juan Manzur. ¿Qué se puede esperar del peronismo tucumano, según los analistas?
El dos veces vicegobernador de la provincia y actual mandatario decidió acompañar el dictamen de mayoría de la ley ómnibus a través del voto favorable del diputado Agustín Fernández. En el Partido Justicialista se cruzaron las expresiones de “traición” para ambos referentes políticos tucumanos; también hubo voces que respaldaron la decisión.
Con la estrategia de allanar el camino para trabajar por la defensa de Tucumán en el Congreso de la Nación, se creó un nuevo bloque llamado “Independencia”, que será integrado además por otras dos diputadas tucumanas: Gladys Medina y Elia Fernández de Mansilla.
Así, se generó una ruptura entre los cinco diputados que integraban Unión por la Patria (UP) en nombre de la Provincia; del otro lado quedaron Pablo Yedlin y Carlos Cisneros. ¿Todavía queda una verticalidad en el partido que ahora es oposición?
“Pareciera que estamos ante un momento en el que cada gobernador prioriza la estabilidad de su propio distrito antes que un bloque nacional”, respondió Patricio Adorno, politólogo tucumano.
Mencionó que, hasta ahora, el peronismo nacional no renovó sus autoridades y, salvo negociaciones ocasionales, los gobernadores afines al PJ todavía no demostraron una estrategia conjunta para hacer frente al Gobierno nacional.
Además, Adorno distinguió al peronismo “con tierra” y “sin tierra”. El primero corresponde a aquellos gobernadores electos, diputados y senadores en cuyos distritos gobierna el mismo signo partidario; la otra definición hace alusión a los funcionarios elegidos por la minoría en las provincias, o que en las elecciones provinciales fueron derrotados por Juntos por el Cambio (JxC) o los partidos locales.
Y analizó: “Mientras el peronismo sin tierra se muestra más combativo e intransigente, con discursos más enérgicos, encendidos y poco dispuestos a la negociación, el peronismo con tierra lo hace desde una posición más institucionalista, con un tono disidente pero que no aspira a quemar las naves y dinamitar los canales de comunicación sino que muestra su disposición a entregar y recibir concesiones y garantizar la tan mentada gobernabilidad”.
De esto se trata la estrategia de acción de Jaldo, resumió. “La traición es un concepto que en política ha perdido el peso que supo tener; en particular, en un escenario en el que predomina la necesidad de supervivencia individual frente a la construcción nacional”, dijo el politólogo.
El también docente universitario utilizó el teorema de Baglini para explicar las internas en el peronismo tucumano. “A mayor distancia del poder, mayor libertad para opinar; a mayor cercanía, mayor cuidado en la elección de palabras o, en el caso concreto, en la adjudicación de traiciones”, desarrolló Adorno.
El profesional también se abocó al análisis de la estrategia del gobernador de Tucumán. “Más allá del costo político que está pagando Jaldo, la estrategia del Gobierno provincial puede resultar en mejores condiciones de negociación a futuro para la provincia”, rescató. “Esta necesidad de contar con diputados (en el oficialismo nacional) vuelve atractivos y valiosos a los bloques minoritarios para la conformación de mayorías transitorias, otorgándoles a quienes los presiden la posibilidad de negociar modificaciones, eliminaciones o incorporaciones a los proyectos en favor de los distritos que representan”, añadió.
Líder: ¿Jaldo o Manzur?
Adorno habló de grietas que salen a la luz en el peronismo tucumano; algunas a partir de daños no resueltos de épocas pasadas. “Aún no han cicatrizado completamente las heridas de la interna que azotó al PJ tucumano en 2021 -entre Jaldo y el ex gobernador Manzur- y que funcionó, en la práctica, como una verdadera grieta al interior de la dirigencia provincial en la que aún quedan resabios”, remarcó.
Esto se vio reflejado en las respuestas inmediatas que brindaron los referentes peronistas apenas se dio a conocer la noticia sobre el nuevo bloque en Diputados. “Mientras algunos cercanos a Manzur fueron extremadamente críticos con la firma del dictamen y la conformación del nuevo bloque, aquellos afines a Jaldo priorizaron las referencias a la institucionalidad y la defensa de los intereses de los tucumanos”, distinguió el experto.
Pasada esta primera reacción, el PJ apuntó a mostrar un frente unido en apoyo a la decisión del Gobierno provincial. “No obstante, en términos prácticos, el bloque Independencia se mantiene con tres miembros y habrá que seguir atentamente la evolución de su conformación”, advirtió Adorno.
Esta dicotomía entre un lado o el otro en el peronismo tucumano también fue enmarcada por Carlos Germano, analista político. “Lo que está en juego acá es el liderazgo del PJ en Tucumán. A pesar de que Jaldo llegó a la gobernación, Manzur quiere seguir liderando ese partido y creo que esto será una constante en todo el mandato”, consideró.
Asimismo, el analista mencionó otro factor considerado clave para las aspiraciones nacionales del actual senador: “Manzur tiene ambiciones nacionales ahora; ya rompió fronteras y su ambición central es pelear por la Presidencia de la República. No es nada nuevo todo esto que está pasando”.
Lo mismo sucedería en el partido a nivel nacional “hasta que verdaderamente se logre instalar un líder concreto”, consideró Germanó. “Yo creo que lo que pasó con Tucumán es la punta del iceberg; es un bloque muy complicado. No hay un alineamiento claro hacia la figura de Germán Martínez, que es el jefe de bloque de Unión por la Patria”, planteó el consultor.
Asimismo, remarcó que la falta de liderazgo en el PJ nacional es “absoluta” y que ya hay vestigios de otros gobernadores que mantienen conversaciones con los equipos del presidente de la Nación, Javier Milei. “Lo que vimos en Tucumán lo podemos ir viendo con otras provincias. El hecho central es que hoy el peronismo está totalmente desarticulado con un presidente partidario y ex jefe de Estado Alberto Fernández, residiendo en España y sin ningún tipo de contacto con la realidad argentina”, observó el analista.
Con respecto a la postura de Jaldo, dijo: “claramente es una estrategia; privilegió sus propias necesidades y las de su gobierno. Si es que el gobierno de Milei no logra encarrilar situaciones o empieza a perder niveles de adhesión ante la opinión pública, automáticamente habrá un gran cambio por parte del Gobierno de Tucumán”.
En línea con esto, el consultor y experto en Opinión Pública Carlos Fara resaltó: “todo tiene que ver con cómo le vaya a Jaldo en estos cuatro años; si necesita recursos, es obvio que va a estar en una situación de flexibilidad con este gobierno, hasta tanto la opinión pública marque otra cosa”.
“Hay una cuestión de conveniencias que marca la actitud, teniendo en cuenta que en su momento el propio Manzur había dicho que el kirchnerismo estaba en su etapa final, como que no había más vida política para Cristina (Fernández de Kirchner) o algo semejante”. agregó
Además, observó un escenario parecido para el resto de las provincias, muchas de las cuales son de un signo político diferente a la Casa Rosada. “Ahí, las necesidades de los gobernadores van a marcar fuerte (el camino a seguir). El que más complicado está en esas situaciones es el bonaerense (Axel) Kicillof, porque está necesitado pero al mismo tiempo no puede dejar de ser el estandarte del cristianismo”, finalizó Fara.